Artículo de Revisión
Vacunas
anti COVID-19: una mirada desde la perspectiva reguladora
Anti-COVID-19
vaccines: a look from the regulatory perspective
Javier
Eduardo Vázquez-Romero*
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3143-7665
Belkis
Romeu-Álvarez** ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9282-6296
Centro
para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos
(CECMED), La Habana, Cuba.
Autor para correspondencia: javi@cecmed.cu;
belkisorama@gmail.com.
RESUMEN
El desarrollo de vacunas contra la COVID-19 ha
constituido una de las principales prioridades de la comunidad científica
global. Hasta la fecha, múltiples vacunas han sido aprobadas para uso por
numerosos países y la Organización Mundial de la Salud ha incluido algunas de
estas en su programa de listado de uso de emergencia. El presente trabajo
ofrece información sobre estos aspectos y analiza el reto colosal que ha
representado para el sector regulatorio enfrentarse al creciente desarrollo de
vacunas contra la COVID-19, asegurando su calidad, seguridad y eficacia. De
igual forma, se abordan los nuevos enfoques en el desarrollo de los ensayos
clínicos, o modificaciones en los procedimientos regulatorios existentes, que
han sido cuidadosamente adaptados por las agencias reguladoras, sin perder su
capacidad de escrutinio y la integridad de la evaluación
científico-regulatoria.
Palabras clave: COVID-19;
vacunas; regulación de productos sanitarios; ensayo clínico.
ABSTRACT
The development of
anti-COVID-19 vaccines has been one of the main priorities of the global
scientific community. To date, multiple vaccines have been approved for use by
numerous countries, and the World Health Organization has already included some
of these in its emergency use listing program. This paper offers information on
these aspects and analyzes the colossal challenge that facing the growing
development of vaccines against COVID-19 has represented for the regulatory
sector, ensuring their quality, safety and efficacy. Similarly, new approaches
in the development of clinical trials are addressed, or modifications in
existing regulatory procedures that have been carefully adapted by regulatory
agencies, without losing their scrutiny capacity and the integrity of the
scientific-regulatory evaluation.
Keywords: COVID-19; vaccines; medical device legislation;
clinical trial.
Recibido: 18 de enero de 2021
Aceptado: 22 de abril de 2022
Introducción
La
irrupción del virus del síndrome respiratorio agudo severo tipo 2 (SARS-CoV-2)
desde diciembre de 2019, identificándose poco después como el agente etiológico
de la COVID-19, ha supuesto una conmoción y un desafío constante para los
gobiernos, organizaciones de diversa índole y sistemas de salud a nivel global.
La
COVID-19, patología declarada como pandemia por el Director General de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo del 2020,(1)
fecha relativamente cercana en términos epidemiológicos, ha provocado millones
de muertes en todo el planeta, así como una cifra significativamente mayor,
tanto de enfermos activos como de convalecientes, aquejados de diversas y muy
variadas secuelas, los que continúan siendo objeto de estudio por parte de un
notable número de especialistas en diversos escenarios del mundo.(2)
Ahora
bien, esta pandemia ha supuesto una inesperada oportunidad y un enorme reto
para seis grandes áreas de la salud pública y la industria biomédica: la
prevención, el diagnóstico, el tratamiento, la producción de equipos,
dispositivos y medicamentos, la regulación sanitaria y la educación en salud.
En el
presente artículo analizaremos las implicaciones de estos cambios desde la
perspectiva de las Autoridades Reguladoras en Salud (ARS), teniendo en cuenta
las necesarias adaptaciones que éstas han debido efectuar ante las “presiones”
provenientes de los ámbitos asistenciales, gubernamentales, de
investigación-desarrollo y los productivos.
Vacunas
contra la COVID-19 para uso en humanos
Hasta
el año 2020, las vacunas humanas registradas para su uso se agrupaban en cuatro
tipos fundamentalmente: 1) microorganismos vivos atenuados: vacunas contra la
fiebre amarilla; la rubéola, sarampión y la parotiditis y contra la influenza,
2) vacunas inactivadas de células enteras: por ejemplo, las vacunas
anti-leptospira y anti-tosferínica, 3) vacunas de subunidades: por ejemplo, las
vacunas polisacarídicas, conjugadas o las de toxoides tetánico y diftérico, 4)
vacunas donde el antígeno se obtiene por síntesis química, como la vacuna
contra Haemophilus influenzae
tipo b.(3)
Para
las vacunas contra la COVID-19 la evolución de los candidatos vacunales ha
significado un recorrido muy novedoso, pues en solo 18 meses de pandemia se han
desarrollado más de 270 candidatos vacunales y más de 90 ensayos clínicos. En
la actualidad, hay 137 candidatos vacunales en proceso de desarrollo clínico y
197 candidatos en estudio pre-clínicos.(4)
Entre las plataformas empleadas se encuentran las vacunas de
ácidos nucleicos (ADN y ARN), aquellas basadas en vectores de adenovirus
(replicación competente o de replicación deficiente en humanos y simios), las
vacunas de virus inactivados, las de subunidades proteicas y las vacunas
semejantes a partículas virales.(5)
Las ARS
han evaluado y aprobado para uso de emergencia en diversos países, incluido el
proceso de listado para uso de emergencia (EUL, según sus siglas en inglés),
las vacunas de ARNm BNT162b2 (Pfizer Inc./BioNTech SE) y ARNm-1273 (Moderna
Inc.), tres vacunas de vector de adenovirus: ChAdOx1 nCoV-19
(Oxford/AstraZeneca), Ad26.CoV2.S (Janssen) y Gam-COVID-Vac (Gamaleya Research
Institute). Esta última, y la vacuna Ad5-nCoV de CanSino Biologics han sido
aprobadas por diferentes ARS para su uso de emergencia, pero se encuentran
todavía en proceso de revisión por OMS para su autorización (hasta la fecha de
la confección de este artículo). La vacuna Sputnik V ha reiniciado su proceso
para completar el rolling review (revisión continua: herramienta regulatoria
que utilizan las Autoridades para acelerar la evaluación de medicamentos o
vacunas prometedoras durante una emergencia de salud pública) y presentar la
gestión de las acciones correctivas y preventivas.(6)
Una
Autorización de Uso de Emergencia (EUA, por sus siglas en inglés) es un
mecanismo para facilitar la disponibilidad y el uso de contramedidas médicas,
incluidas las vacunas, durante las emergencias de salud pública. En virtud de
una EUA, la Autoridad Reguladora puede permitir el uso de productos médicos no
aprobados, así como los usos no aprobados de productos médicos ya aprobados en
una emergencia para diagnosticar, tratar o prevenir enfermedades o afecciones
graves o que pongan en peligro la vida, siempre y cuando se hayan cumplido
ciertos criterios regulatorios, entre ellos que no existan alternativas
adecuadas, aprobadas y disponibles.(7)
Otras
vacunas, con un enfoque más tradicional en sus plataformas de desarrollo, que
también han sido aprobadas para su uso en humanos y han finalizado el proceso
del listado de la OMS para su uso de emergencia son, la vacuna de células
enteras inactivadas de Bharat Biotech (BBV152) y CoronaVac de Sinovac Biotech y
la vacuna de Sinopharm--BIBP-CorV. Otras vacunas como Novavax (NVX-CoV2372),
SinoPharm WIBP-CorV, CanSino Bio, Covavax del Serum Institute de la India, CoV2
preS dTM-AS03 de Sanofi y SCB-2019 de Clover Pharmaceuticals han presentado los
expedientes para su revisión y se encuentran en proceso de evaluación por la
OMS.(6) En el caso de EpiVacCorona, del Centro de Virología y
Biotecnología de Rusia y la vacuna de Zhifei Longcom de China han expresado el
interés para la evaluación por la OMS.(6).
Tres
vacunas cubanas, desarrolladas por el Instituto Finlay de Vacunas (IFV) y el
Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) han sido aprobadas para su
uso de emergencia por parte del Centro para el Control Estatal de Medicamentos,
Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) en diferentes grupos de edades,
incluidas la población pediátrica entre los dos años de edad y los 18 años de
edad. Nos referimos a las vacunas Soberana 02®, Soberana PLUS®
y Abdala.® (8,9,10) Los fabricantes cubanos han expresado su interés
a OMS de iniciar el proceso de listado para uso de emergencia. En estos
momentos deben presentar información sobre la estrategia regulatoria y la
propuesta de cronología del proceso.(6)
Entre
todas estas vacunas destacamos aquellas sustentadas en material genético viral,
un concepto renovador aplicado por vez primera en humanos y que se han
consolidado como nuevas plataformas contra las enfermedades infecciosas
emergentes. Los avances tecnológicos y regulatorios tales como la aplicación de
agilidades en la supervisión de los ensayos clínicos, el empleo de datos en
tiempo real, entre otros combinados con los resultados de los ensayos clínicos
en humanos, han potenciado la aprobación de estas vacunas innovadoras. Además,
han allanado el camino para establecer una gran base de datos de seguridad y
que se establezcan mejores prácticas que puedan ser aplicables a otras posibles
pandemias.
Procesos reguladores para
vacunas en tiempos de pandemia: evolución desde un enfoque tradicional hacia un
enfoque iterativo y colaborativo
Las ARS
tienen bien establecidas las bases jurídicas y el mandato apropiado para
desarrollar y regular los procesos de aprobación de vacunas. La pandemia de la
COVID-19 ha planteado a las ARS un nuevo desafío asociado al ritmo generado por
la innovación tecnológica y la necesidad del acceso de los pacientes al fruto
de estas tecnologías.(11) Estas autoridades, por naturaleza, son
relativamente lentas para adaptarse a la evolución constante de las tecnologías
sanitarias, así como para asumir los riesgos asociados al desarrollo de la
innovación. De ahí que el empleo de un enfoque prescriptivo en los procesos de
toma de decisiones por las ARS, provoca demoras y limita el desarrollo y el
acceso a productos innovadores.
Sin
embargo, en el contexto de la COVID-19, las ARS han tenido que adoptar modelos
y marcos regulatorios más flexibles. La Tabla 1 muestra la cronología de las
autorizaciones para uso de emergencia en adultos y adolescentes, así como las
aprobaciones sanitarias logradas para las vacunas Comirnaty y SpikeVax hasta el
mes de julio de 2021.(12,13) La autorización de la licencia a estas
dos vacunas ha tardado menos de un año, lapso de tiempo extremadamente corto en
relación con los tiempos establecidos regularmente para los autorizo de mercado
de vacunas. Sin embargo, las autoridades deben mantener el correcto escrutinio
e integridad en la evaluación científica y el cumplimiento normativo, para
evitar una indebida eliminación de requisitos y datos imprescindibles en el
proceso de autorización de mercado.(14)
Tabla
1.
Cronología de las autorizaciones de las dos vacunas genéticas anti COVID-19.
Indicadores |
Comirnaty (Pfizer BioNTech |
SpikeVax (Moderna) |
Autorización en el RU * |
Dic 02, 2020 |
Ene 08, 2021 |
Autorización en EE.UU (adultos) |
Dic 11, 2020 |
Dic 18, 2020 |
Autorización por la EMA** |
Dic 21, 2020 |
Ene 06, 2021 |
Autorización por la OMS*** |
Dic 31, 2020 |
Ene 25, 2021 |
Autorización en EE. UU (12 – 18 años) |
May 10, 2021 |
|
Autorización en EE. UU (2 – 11 años) |
Sep 2021 (estimado) |
|
Autorización en EE.UU(vial
multidosis) |
- |
Abr 01, 2021 |
Aprobada o autorizada en |
70 países + OMS |
38 países + OMS |
Dosis aplicadas (global) |
|
|
*RU: Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del
Norte. **EMA: Agencia Europea de Medicamentos, por sus siglas en
inglés.***OMS: Organización Mundial de la Salud.
Actualización: Julio 24, 2021.
Como es
conocido, el papel central de un sistema regulador nacional es promover y
proteger la salud pública monitoreando la calidad, seguridad y eficacia de las
tecnologías sanitarias, incluidos los medicamentos, las vacunas y los equipos y
dispositivos médicos. La urgencia impuesta por la pandemia de la COVID-19 no es
justificación para que las agencias reguladoras no amparen los procesos de toma
de decisiones basados en evidencias y datos científicos, respaldando sus
evaluaciones de riesgo-beneficio. Dicha toma de decisiones debe basarse en una
regulación con altos estándares y evaluaciones oportunas desde la perspectiva
de metodologías competentes y transparentes. Es por ello, que la colaboración
entre las agencias reguladoras y la industria deben convertirse en una práctica
habitual que busque anticipar y aprovechar los cambios en la actividad
reguladora de estos productos novedosos.(15)
La
evaluación de riesgo está bien establecida como un elemento crucial para la
autorización de uso de emergencia de cualquier tecnología sanitaria. Dado que
al iniciarse el proceso de evaluación usualmente no están disponibles todos los
datos relacionados con la eficacia y seguridad del producto, es importante
llevar a cabo dichas evaluaciones tomando en cuenta los datos científicos
disponibles, incluidos los estudios pre-clínicos y la información clínica
existente en caso de que el producto haya sido evaluado para otro cuadro
clínico, así como los resultados de seguridad y eficacia en modelos animales o
en sistemas in vitro bajo condiciones
controladas y documentadas que aportan fortaleza durante el análisis de riesgo.(16)
De
igual forma, el conocimiento descrito y documentando de las plataformas
empleadas para la producción y desarrollo de dichas tecnologías sanitarias
puede reducir la necesidad de estudios adicionales. La evaluación de riesgo en
un marco de pandemia debe calibrar el enfoque correcto para éste, ya que los
esfuerzos para eliminar completamente todos los riesgos, mediante la aplicación
de una reglamentación estricta, pueden traducirse en un cierre regulador, que
dificulta el acceso oportuno de los pacientes a tecnologías sanitarias que
pueden salvar la vida o mejorar los cuadros clínicos.(17)
Otro
elemento que ha sido crucial en el ambiente regulador es la necesidad de
armonización de los requerimientos regulatorios para las vacunas, con especial
atención a las vacunas contra la COVID-19. Las evaluaciones clínicas a través
de revisiones conjuntas o modelos de trabajo compartido, los ensayos clínicos
descentralizados y remotos o en formato híbrido, el uso de las herramientas
tecnológicas (como la inteligencia artificial), las herramientas de la
tecnología móvil, el empleo de datos y evidencias del mundo real, siempre que
las fuentes de datos sean las apropiadas y se apliquen metodologías para la
vigilancia y el análisis holístico.
Enfoques
alternativos, diseño adaptativo y ajustes en los plazos para el desarrollo de
los ensayos clínicos contra la COVID-19
El
desarrollo de un candidato vacunal o terapéutico, hasta el alcance del
consecuente registro sanitario, (documento emitido por una ARS, que homologa al
candidato como un producto apto para su comercialización) es un proceso que
habitualmente tomaba 10 años o más; toda vez que se requiere el obligatorio
cumplimiento de una serie de etapas que no pueden obviarse, en virtud de lo que
aportan o significan cada una de ellas dentro del proceso de registro.
Varios
ejemplos ilustran este dilatado proceso aun en contexto de brotes o pandemias,
por ejemplo, el primer candidato vacunal contra la pandemia de la influenza
H1N1, en el año 2009, demoró 93 días en comenzar su desarrollo clínico, sin
embargo, el primer candidato vacunal contra la COVID-19 solo demoró un mes en
iniciar los ensayos clínicos.(18) Asimismo, el candidato vacunal
contra el Ébola tardó aproximadamente 167 días en iniciar sus pruebas clínicas,
pero su aprobación final por las agencias europeas (EMA, por sus siglas en
inglés) y de los Estados Unidos de América (FDA, por sus siglas en inglés) no
fue concedida hasta el 2019.(19) Las vacunas contra los virus Zika,
el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés) y el
síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés), aún
continúan en estudios clínicos cuando ya los brotes epidémicos concluyeron
mucho tiempo atrás.(20)
No
obstante, con la llegada de la COVID-19 se han consensuado (por parte de los
principales ARS del mundo) una serie de modificaciones, que sin omitir ninguno
de los requerimientos necesarios, suponen el solapamiento de etapas y otras
acciones que pueden reducir significativamente los tiempos en la ejecución,
tanto de los ensayos preclínicos como de los clínicos, en voluntarios sanos.
Las agencias reguladoras han propiciado la estadificación de los ensayos
clínicos, ajustándose para la combinación de fases que regularmente se
autorizan por separado.(17) La combinación de los ensayos clínicos
fase I y II propició evaluar en el mismo diseño de ensayo la seguridad del
candidato vacunal e incluir parámetros de valoración secundarios o
exploratorios, tales como los títulos de anticuerpos neutralizantes o
indicadores de polarización de la respuesta celular hacia un patrón Th1
y Th2 como evidencias de la mejora de la respuesta de anticuerpos.(21,22)
Con
vistas a reducir los plazos de aprobación de los ensayos clínicos, también se
emplearon mecanismos de interacción y comunicación más flexibles y frecuentes,
propiciando que los aspectos relevantes se discutieran entre el regulador y el
desarrollador del candidato vacunal antes de la presentación oficial de la
solicitud del ensayo clínico, con el fin de ajustar correctamente el diseño del
ensayo, el protocolo clínico e identificar posibles brechas existentes de
acuerdo con las expectativas reguladoras pertinentes. Un adecuado y continuo
asesoramiento científico-regulatorio, además, evita demoras y permite que la
estrategia reguladora cumpla con las normativas vigentes, a su vez que
posibilita la aprobación de los ensayos clínicos en circunstancias
excepcionales, ya que se proporciona orientación clara en cómo se desarrollará
la fiscalización de los ensayos clínicos, el contenido de las solicitudes de
autorización y el alcance de la revisión que se desarrollará.
Los
ensayos clínicos controlados con placebo son considerados el estándar de oro
para las pruebas clínicas, sin embargo, el complejo escenario existente ante la
emergencia de nuevas variantes del virus, la ética asociada a la vacunación del
grupo placebo, entre otros aspectos, han propiciado que la comunidad científica
avance hacia la búsqueda de alternativas. Por ejemplo, los ensayos de vacunas
contra el COVID-19 con placebo que involucran prototipos de vacunas, requerirán
modificación a medida que los participantes del ensayo cumplen con los
criterios de elegibilidad programáticos locales y aumenta el suministro de
vacunas. En cualquier diseño de ensayo de vacuna COVID-19 con control de
placebo, tan pronto como una vacuna autorizada esté disponible localmente y el
participante en el ensayo reúna los criterios de elegibilidad para esa vacuna
autorizada, al participante del ensayo se le debe ofrecer la vacuna autorizada
(o la vacuna en investigación si se ha demostrado su eficacia).(23) Hasta
el momento, las vacunas han recibido las aprobaciones sobre la base de
voluntarios no vacunados en ensayos de eficacia. Sin embargo, estos ensayos son
cada vez más difíciles ya que el número de personas vacunadas es mayor, es por
ello que se tiende a sugerir, para las nuevas generaciones de vacunas contra la
COVID-19, los ensayos de comparación para el remplazo de los grupos placebos y
así evaluar si los candidatos vacunales son capaces de inducir niveles
comparables de protección, inclusive, contra las variantes emergentes.(24)
De
igual forma, las agencias reguladoras han establecido directrices o
recomendaciones para el diseño adaptativo de los ensayos clínicos,
posibilitando la implementación de modificaciones planificadas de manera
prospectiva para uno o más aspectos del diseño, tomando como base los datos
recopilados de los sujetos del ensayo.(25) Aunque este enfoque en
los últimos años se ha empleado para productos de uso oncológico, la COVID-19
resultó el contexto ideal para analizar la aplicabilidad del enfoque adaptativo
en los ensayos clínicos para productos contra la misma.
Este
enfoque adaptativo en los ensayos clínicos promueve que simultáneamente se
ensayen varias intervenciones al mismo tiempo. Por ejemplo, las agencias
reguladoras permitieron el empleo de un diseño continúo integrado de fase
II/III a productores, tras presentar los resultados de los datos de los
estudios de fases I/Ib y IIa, propiciando una reducción de recursos y tiempo al
evitar la brecha entre los ensayos fase II y III y permitiendo la incorporación
de los datos del fase II en los análisis finales.(26) El empleo de
ensayos de análisis híbrido, donde se inicia con un ensayo con placebo
compartido, ya que se incluyen varios candidatos vacunales, es otro de los
enfoques empleados durante la pandemia de la COVID-19. En tales diseños se
puede remplazar el placebo con una vacuna autorizada y la evidencia generada para
probar y estimar la eficacia de la vacuna se determina mediante la combinación
de datos de ensayos controlados con placebo durante el primer período de
realización del ensayo, con datos controlados del segundo período.(23) Vale
destacar que, aunque los diseños adaptativos son muy eficientes en la reducción
de los tiempos para los ensayos, también son complejos en su diseño y
desarrollo. Un ejemplo del empleo de este enfoque lo constituye el Ensayo
Solidaridad coordinado por la OMS, donde se probaron varios candidatos de
drogas de diferentes compañías farmacéuticas de forma simultánea.(27).
Además, nuevos tratamientos pueden ser adicionados al ensayo en cualquier
momento cuando es necesario y aquellos candidatos que no funcionan se pueden
excluir del ensayo en cualquier momento.
Una
mayor convergencia y armonización internacional de las regulaciones y sus
interpretaciones para ensayos clínicos ha sido ampliamente analizado por las
agencias reguladoras nacionales y los fórums internacionales como la OMS y la
Coalición Internacionales de Agencias Reguladoras de Medicamentos (ICMRA, por
sus siglas en inglés).(28) El establecimiento y la implementación de
un grupo de requerimientos comunes y de prácticas de revisión para todas las
Aplicaciones para Ensayos Clínicos (CTA, por sus siglas en inglés), según la
fase de desarrollo del ensayo, el cual fuera abordado mediante un documento
guía elaborado por la propia OMS sería un buen enfoque hacia la armonización
regulatoria. Otros elementos relevantes que tendrían un impacto regulatorio en
el ámbito de la agilización de la aprobación de los ensayos clínicos podrían
ser el establecer una plantilla unificada para los CTA, la revisión paralela y
no secuencial por parte de los comités de ética y las agencias reguladoras, así
como plazos de evaluación claros y transparentes.(29)
La
aprobación basada en la existencia de correlatos de protección es
extremadamente útil, sin embargo, determinados correlatos no pueden ser
adoptados de forma mecánica, ya que un marcador inmune que indica protección no
siempre la causa. Los correlatos deben ser valorados de acuerdo a la plataforma
vacunal o a la vacuna específica.(30,31) Otro elemento importante
está relacionado con los diferentes ensayos empleados para la determinación de
los anticuerpos neutralizantes, aunque se correlacionan, se hace necesaria su
calibración con un estándar consistente, como el disponible por la OMS.(32).La
aprobación basada estrictamente en los niveles de anticuerpos generados, los
niveles de anticuerpos neutralizantes como subrogados de protección es un hecho
creciente. Aunque existen estudios que demuestran la potencialidad de emplear
la respuesta de células T CD4+ y CD8+ como potenciales
correlatos de protección para vacunas contra la COVID-19, limitadas son las
evidencias hasta la fecha como para emplearse en los procesos de toma de
decisiones regulatorias.(5)
Otra
adecuación implementada por las agencias para disminuir los tiempos de revisión
y promover una mayor coordinación entre las instancias involucradas, se ha
enfocado en permitir simultaneidad entre los procesos de revisión, la
aprobación ética de cada ensayo, la solicitud de opinión del perfil de
seguridad y calidad del producto y la solicitud de autorización del ensayo
clínico.(32)
Modificación
de los procedimientos por parte de las Autoridades Reguladoras
Analizando
nuevamente la Tabla 1, notamos que el intervalo transcurrido entre la aparición
de los primeros casos de la enfermedad y las autorizaciones iniciales para el
uso de vacunas, emitidas por parte de algunas de las ARS consideradas por la
OMS como agencias fortalecidas, fue de alrededor de un año. Ello implica que en
el periodo comprendido entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020 se
identificó el virus, se secuenció su material genético, se desarrollaron (vía
proteínas recombinantes o genes sintéticos) y probaron los primeros candidatos
vacunales, se efectuaron las pruebas preclínicas y los ensayos clínicos
correspondientes, hasta lograr la autorización de uso de emergencia en los
primeros candidatos, con los cuales se iniciaron ensayos poblacionales y
vacunaciones masivas en varias naciones.
A nivel
mundial, esta progresión ha resultado inédita en el desarrollo de los procesos
tendientes a la aprobación/autorizo de uso (o rechazo) de vacunas para uso
humano y, a su vez, un reto para las ARS. Rutinariamente, el autorizo de
mercado de una vacuna solo se concede cuando se han desarrollado de forma
secuencial todas las fases clínicas correspondientes, demostrándose la
seguridad y la eficacia de la vacuna. Tras concluir las diferentes fases de los
ensayos clínicos y analizarse adecuadamente los datos generados,
correspondiente con un cronograma de evaluación regulatorio estándar, el
producto está listo para su comercialización.
Las ARS
han establecido enfoques regulatorios facilitados,(33) tales como
los procedimientos de evaluación acelerada de la FDA,(34) la
revisión prioritaria,(35) la iniciativa PRIME de la EMA,(36)
el Sakigake (Pionereer) de la Agencia Japonesa de Medicamentos,(37)
basándose en evaluaciones de riesgo-beneficio del producto con respecto a los
riesgos conocidos de la enfermedad. Por lo general, estos mecanismos
facilitados se han empleado para productos que tienen como diana afecciones
graves, o aquellas donde existe una necesidad clínica insatisfecha o donde las
opciones actuales de tratamiento resultan inadecuadas.
Sin
embargo, ante un brote o epidemia, numerosos son los parámetros que deben
considerarse, a saber: tipo de patógeno, la evolución del proceso, la población
afectada, las comorbilidades y su impacto en la mortalidad, entre otros. Aunque
las vías facilitadas ya existentes ofrecen un mecanismo de flexibilidad, no
todas estas vías proporcionan tiempos de evaluación acortados y solo algunas
permiten que la evaluación se lleve a cabo en una fase anterior del ciclo de
vida de desarrollo de un producto típico, siempre que los beneficios, en ese
momento, superen los riesgos.
La
aplicación de un enfoque más ágil en los procedimientos de regulación, en
particular los relacionados con la revisión y el autorizo durante la pandemia
de la COVID-19, ha propiciado la adopción de una orientación que favorece una
mayor adaptación al contexto epidemiológico. El uso de flexibilidades
regulatorias tales como: la comunicación inmediata y continua con el ente
regulador con información técnica relacionada con la calidad, la seguridad y la
eficacia y desempeño del producto, la revisión de forma expedita de los ensayos
clínicos, la implementación, el monitoreo remoto de los ensayos, la
demostración del conocimiento del producto y el proceso en cada una de las
etapas de antemano, el empleo de procedimientos acelerados para la
certificación de instalaciones de producción destinadas a la producción de
medicamentos bioterapeúticos y vacunas contra la COVID-19, el desarrollo de
inspecciones remotas e híbridas y la extensión de la validez de la
certificación de las Buenas Prácticas de Fabricación han propiciado mayor
agilidad en los procedimientos regulatorios apoyando las toma de decisiones regulatorias
prontas, basadas en evidencias científicas y en tiempo real. Dicha prontitud en
los análisis y aprobaciones ha impactado directamente en el desarrollo e
implementación de políticas públicas relacionadas con la vacunación de nuestras
poblaciones. El tiempo promedio de revisión para vacunas contra la COVID-19 por
la FDA, EMA y la agencia reguladora canadiense, Health Canada fue de
aproximadamente 21 días entre la fecha de la presentación del expediente y la
fecha en la que fue concedido el autorizo de uso de emergencia.(38)
La
agencia canadiense ha establecido un proceso de revisión priorizado
(fast-track) solo para vacunas contra la COVID-19, lo cual ha posibilitado que
los análisis se desarrollen sin haberse completado los estudios establecidos por
las rutas tradicionales.(39) Otro enfoque valorado para hacer frente
a las enfermedades infecciosas emergentes ha sido analizado por la Alianza
Internacional para la Estandarización de Biológicos (IABS, por sus siglas en
inglés) y la Coalición para la Innovación y la Preparación contra Epidemias
(CEPI, por sus siglas en inglés) al presentar el empleo de plataformas
tecnológicas tales como: ARN mensajero, vectores virales, construcciones
recombinantes para el desarrollo de vacunas contra patógenos emergentes como ha
sido el caso del SARS-CoV-2. Al emplearse plataformas de producción de vacunas
en uso, la cantidad de información requerida sería menor, pues se emplearía el
mismo proceso de producción, de control y, posiblemente, la misma instalación.
En esta circunstancia, es muy seguro que datos preclínicos adicionales no
fueran necesarios, al igual que los estudios de eficacia o con un reducido
número de voluntarios.(38)
El
CECMED como autoridad nacional cubana competente para la regulación,
fiscalización y control de los medicamentos, equipos y dispositivos médicos, es
la encargada de proteger la salud pública, garantizando el acceso de los
pacientes y la población en general, a productos médicos seguros, de calidad y
eficaces. Durante la pandemia de la COVID-19, el CECMED ha tenido que
enfrentarse a un entorno cambiante, donde una rápida evolución de la ciencia y
la tecnología asociada a la generación de bioterapéuticos, dispositivos médicos
y vacunas contra el SARS-CoV2, ha conllevado a que sea necesario un desarrollo
rápido del producto y su respectiva evaluación reguladora. De igual forma,
algunos de estos productos han requerido de una evaluación gradual sin tener
disponibles el paquete final de su eficacia clínica, o ha sido preciso aprobar
el uso compasivo o el autorizo de uso de emergencia de productos diseñados
inicialmente para abordar otras terapias.(40)
Asimismo,
la regulación sanitaria en tiempos de pandemia ha posibilitado la
identificación de líneas clave, que bien pueden continuar formando parte del
quehacer diario del CECMED. Por ejemplo, no solo se debe mantener el ritmo de
los enfoques científicos y metodológicos complejos asociados al desarrollo de
tecnologías y productos novedosos, sino que el regulador debe ser capaz de
definir el enfoque y aplicabilidad del conocimiento científico disponible en
cada proceso asociado a la regulación. La interacción temprana de la agencia
reguladora con investigadores y la industria ha propiciado un acompañamiento,
desarrollado por grupos de trabajo especializados y que ha permitido ejecutar
un proceso de evaluación gradual. En este contexto, el regulador se ha
convertido en un actor clave, imparcial y, a la vez, activo del esfuerzo
multisectorial desarrollado por el país. La promoción de este diálogo ha evitado
la aparición de obstáculos adicionales, sin comprometer las normas establecidas
para la autorización de las vacunas.(41)
La
colaboración internacional entre las agencias reguladoras en el marco de la
pandemia ha sido otro elemento de gran significación, ya que ha permitido el
intercambio de experiencias, de mejores prácticas, favoreciendo la toma de
decisiones. El CECMED en marzo del 2021 fue incorporado como miembro observador
de ICMRA, fórum internacional conformado por los jefes de las agencias reguladoras
y que permite la coordinación estratégica, la promoción y liderazgo de las
autoridades reguladoras para abordar retos regulatorios y de seguridad a nivel
global, así como promover e identificar áreas de intercambio común o de
posibles sinergias, entre otros temas.(42) La incorporación del
CECMED a este fórum global ha permitido su participación en reuniones técnicas
e intercambios científicos, entre más de 30 reguladores de medicamentos,
asociados a temas como el correcto diseño de ensayos clínicos que generen
resultados robustos y confiables, el intercambio de datos, las ciencias
regulatorias aplicadas a la respuesta ante la crisis y la comunicación
transparente de los terapéuticos y vacunas contra la COVID-19 aprobadas.
También, nuestra participación ha propiciado el acceso a información
actualizada y de primer nivel científico y regulatorio, enfocada hacia
establecer procesos y políticas bajo los principios de la agilidad regulatoria
con un enfoque de gestión de riesgos y de análisis del contexto. La inserción
del CECMED en ICMRA, como un elemento de su proyección de colaboración
internacional durante la pandemia, ha permitido profundizar los esfuerzos de
colaboración, reconocer y promover en el trabajo diario prácticas reguladoras
rigurosas basadas en las evidencias científicas, así como alinear nuestros
procesos reguladores con los estándares internacionales mejorando la eficiencia
y la eficacia de las tomas de decisiones reglamentarias durante la pandemia.
Consideraciones finales
Las
autoridades reguladoras de medicamentos, equipos y dispositivos médicos han
enfrentado el reto que imponen las necesidades de los sistemas sanitarios
nacionales de adquirir medicamentos, dispositivos y vacunas para enfrentar la
pandemia de la COVID-19, manteniendo un control estricto en cuanto a la
calidad, eficacia y seguridad de estos productos. Es por ello que se ha
trabajado y se trabaja con gran celeridad, presión y de forma coordinada con
los mecanismos existentes a escala regional y global. La regulación de biológicos
contra la COVID-19 y, en especial las vacunas, tienen hoy una dimensión de
naturaleza global, donde la colaboración y el intercambio de información
resulta imprescindible para trabajar hacia la convergencia y la coordinación
con agencias de todo el mundo y otros actores.
Sin
embargo, la interrelación entre la entidad reguladora y la industria puede ser
más dinámica, posibilitando que los productores puedan presentar sus paquetes
de información de forma coordinada y en paralelo en diferentes agencias reguladoras,
lo que posibilitaría un mejor intercambio de información y una
retroalimentación coordinada entre éstas, favoreciendo la prontitud en los
análisis y las respectivas autorizaciones. Aun cuando los acuerdos de
reconocimiento entre agencias no son un mecanismo ampliamente utilizado, en
tiempos de pandemia el asesoramiento coordinado de éstas puede suponer un
avance notable para que sus homologas interesadas adopten con mayor rapidez sus
decisiones reguladoras. La industria busca una mayor previsibilidad en la
aprobación de sus productos, el regulador debe enfocar su labor en la
previsibilidad en el comportamiento del producto, una vez que éste se encuentre
en la clínica.
Muchas de las lecciones aprendidas y de las
flexibilidades aplicadas por las agencias reguladoras durante la pandemia han
demostrado tener un valor agregado para su aplicación en una etapa
post-pandemia. El uso de las herramientas digitales y virtuales disminuyendo la
necesidad de realizar actividades presenciales, la posibilidad de compartir
datos, el apoyo mediante enfoques y mecanismos más flexibles para promover
productos novedosos, las flexibilidades asociadas al diseño de los ensayos
clínicos, así como la oportunidad de intercambiar experiencias y mejores
prácticas entre los reguladores mediante una colaboración internacional
dinámica y transparente han propiciado el debate con un análisis de riesgos,
beneficios y costos asociados a las flexibilidades implementadas por las
agencias reguladoras. Indudablemente, promover un enfoque colaborativo basado
en la confiabilidad y el incremento de la alineación regulatoria, garantizando
el empleo de rigurosos estándares científicos para la revisión y la supervisión
de los procesos regulatorios, posibilita una mayor transparencia y agiliza la
accesibilidad de vacunas seguras, efectivas y de calidad, cuestión de alta
prioridad en el mundo actual.
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Conflicto de Intereses
Los
autores no declaran conflicto de interés.
Roles de autoría
Javier E
Vázquez-Romero: concepto y diseño; búsqueda,
análisis e interpretación de los datos; redacción
del manuscrito; revisión crítica del manuscrito y apoyo técnico y de materiales.
Belkis
Romeu-Álvarez: búsqueda, análisis e interpretación de los datos; redacción del
manuscrito; revisión crítica del manuscrito y supervisión.
Ambos autores
revisaron y aprobaron la versión final de este manuscrito.
* MSc.
Investigador Agregado. Profesor
Auxiliar.
* DrC. Investigador Auxiliar. Jefe de la
Oficina de Relaciones Internacionales. Secretaria Ejecutiva, Oficina de Innovación.